Viendo a una mariposa y a una araña, rápidamente sabemos cuál de las dos es más letal, cuál tiene más posibilidades de sobrevivir a ciertos peligros, cuál tiene más opciones de alimentación, cuál se reproduce más veces, cuál sobrevive a más variaciones de temperatura. Bajo estas comparaciones, la que sale ganadora en este “versus” es la araña. La cuestión es que la araña, para conseguir todo eso, destina su vida a vivir debajo de una piedra, o en un ángulo entre un techo y una pared, en algún lugar casi inalcanzable y, si es oscuro, mejor, para así esperar a sus víctimas y alimentarse. Tal vez, muy de vez en cuando, salga de su telaraña, donde está segura, cómoda y fuerte, pero vuelve lo antes posible o crea otra telaraña en otra esquina oscura. Mientras tanto, la mariposa vuela, vuela y vuela. Vive 24 horas y vuela. Se muestra, se exhibe, y sigue volando. Es extremadamente frágil, pero no se queda en un rincón oscuro esperando comer; al contrario, sale, enfrenta, vuela y muere. ¿Cuál ...