¿Vejez digna?
Hay mucha promoción sobre la vejez.
Parece que sí o sí hay que llegar a viejo, como si eso tuviera un mérito en sí mismo.
Pero no solo es llegar a viejo; hay que llegar sano, vital, útil, ágil, entusiasmado, despierto... y todas esas son características del joven, no del viejo.
Por lo tanto, se convierte en un problema. Tengo que llegar a viejo como si fuera joven.
Llegar a viejo, y lo dice alguien que comienza a serlo, no tiene ningún mérito. Es una mezcla de suerte y algo de cuidados. O sea, si más o menos te alimentás bien, si más o menos hiciste algo de deporte, y si nunca nadaste entre tiburones o te tiraste en paracaídas, es muy probable que llegues a viejo.
Pero, ¿eso tiene mérito en sí mismo? ¿O fue solo inercia de la vida y un poco de suerte?
La inminencia y aceptación serena de la muerte conduce a una forma de vida más intensa. Tiene más valor la calidad, es decir, cómo se vive o por qué se vive, más que cuánto se vive.
Para mí, no tiene sentido llegar a viejo si no llevé una vida digna y noble al servicio de una causa que me dignifica. Y, por lo general, un compromiso como este lleva a arriesgar la vida.
El tema no es una vejez digna, sino una vida digna.
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Que todo sea para bien. Y gracias por leer.
César G. Monteghirfo
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