Para aprender


Crecí viendo, admirando, aprendiendo a todos los que ves en esta foto y muchos más. A todos los conocí en su mejor momento.

Mentes brillantes, artistas brillantes, deportistas brillantes, creativos brillantes. Cada uno desde su lugar fue el "rey" en su actividad.

Pero inevitablemente el tiempo pasa, y cuando el tiempo pasa se lleva cosas: La salud, la fuerza, la agilidad, las ideas, la seguridad, la voluntad, y mucho más.

Eso significa que no importa el nivel de excelencia que hayas logrado, debes estar preparado para tu vejez.

Hace poco un viejo amigo, viejo, me dijo: Uno, siendo joven se cree que está preparado para cuando sea viejo, hasta cuando llega la vejez y te patea todo lo que te creías que sabías. Ya no escuchás tanto, no entendés tanto, toda la sociedad con la cual creciste ya no existe, tus historias de vida les importan a unos pocos, los jóvenes del momento no te van a entender, porque su realidad es muy distinta a la que vos creciste.

Pensar en qué tipo de viejo querés ser no significa tener un plan rígido. La vida y el tiempo siempre traen sorpresas, pero reflexionar sobre ello te ayuda a prepararte para enfrentar esos cambios inevitablemente inesperados.

Y esto le pasó a mi bisabuelo, mi abuelo, mi padre, y ya me está pasando a mí. Y sería muy tonto pensar que a vos, joven de hoy, no te va a pasar.

Entonces, las 2 preguntas que te quedan por hacerte son:

1 ¿Qué clase de viejo vas a querer ser?

2 ¿Qué estás haciendo hoy para llegar a ser ese viejo mañana?.

El tiempo pasa...tic toc...vos decidís.

César G. Monteghirfo

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