En un intento de parecer profundos, muchos recurren a símbolos y prácticas que creen trascendentales, pero no conectan con el verdadero significado detrás de esos símbolos. Así es como los signos y símbolos se convierten en lindos tatuajes y las prácticas espirituales se convierten en actividades grupales sin profundidad. La trascendencia no se trata de un cambio estético, sino de una transformación interna, una que nadie ve, pero que lo cambia todo. Lo profundo no te interrumpe con notificaciones, no aparece en la lista de lo más visto, no es tendencia en las redes La trascendencia no te da las respuestas: te obliga a encontrarlas. Así, la verdadera trascendencia se convierte en un camino silencioso, lejos de los reflectores, y exige compromiso en cada elección de nuestra vida cotidiana. Lo que realmente importa no es lo que los demás perciban, sino lo que nosotros construimos con cada paso. Lo que hacemos con nuestras vidas es lo único que dejamos. No son las posesi...
Hay mucha promoción sobre la vejez. Parece que sí o sí hay que llegar a viejo, como si eso tuviera un mérito en sí mismo. Pero no solo es llegar a viejo; hay que llegar sano, vital, útil, ágil, entusiasmado, despierto... y todas esas son características del joven, no del viejo. Por lo tanto, se convierte en un problema. Tengo que llegar a viejo como si fuera joven. Llegar a viejo, y lo dice alguien que comienza a serlo, no tiene ningún mérito. Es una mezcla de suerte y algo de cuidados. O sea, si más o menos te alimentás bien, si más o menos hiciste algo de deporte, y si nunca nadaste entre tiburones o te tiraste en paracaídas, es muy probable que llegues a viejo. Pero, ¿eso tiene mérito en sí mismo? ¿O fue solo inercia de la vida y un poco de suerte? La inminencia y aceptación serena de la muerte conduce a una forma de vida más intensa. Tiene más valor la calidad, es decir, cómo se vive o por qué se vive, más que cuánto se vive. Para mí, no tiene sentido llegar a viejo si no llevé una...
Vos, que querés ser libre. Que te quejás de tu falta de libertad. ¿Te preguntaste quién te mantiene preso? ¿Quién te apunta a la cabeza y te amenaza, para que no seas libre? ¿Es otro? ¿Es "el sistema"? ¿O son tus propios miedos y limitaciones las que te apresan? O sea, ¿ No sos vos mismo el que se mantiene preso? Que todo sea para bien. Y Gracias por leer. César G. Monteghirfo
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