En 100 años

 


Desde hoy, incluyendo los niños que están naciendo ahora, en 100 años no existirá nadie. Ninguno de nosotros conocerá el año 2125. Esta realidad, aunque simple, tiene profundas implicaciones sobre cómo vivimos nuestro presente.

Ese coche que te compraste con tanto esfuerzo y que ahora representa mucho para vos, en un siglo tampoco existirá. La casa que construiste con tus manos y en la que viviste momentos tan especiales probablemente será habitada por personas que no tendrán idea de vos ni de tus recuerdos. Tus colecciones de discos, libros o cualquier objeto que cuidaste con tanto esmero serán malvendidas, regaladas o simplemente abandonadas, porque otros tendrán gustos distintos.

De la misma manera que hoy no sabés cómo eran las voces de tus bisabuelos, tus descendientes también desconocerán detalles de tu vida. Aunque hoy podés grabarte para dejar un registro, dentro de 100 años es incierto si alguien querrá ver esos archivos o incluso si serán accesibles con la tecnología futura.

Entonces, sabiendo todo esto, ¿qué estás haciendo con tu tiempo? ¿En qué lo estás invirtiendo? ¿Estás disfrutando realmente de lo que hacés?

En un siglo, ni siquiera quedaremos en un álbum de fotos. O nuestras imágenes estarán mezcladas entre miles de otras que, por ser tantas, nadie mirará.

Por eso, disfrutá hoy, lo que sea. Desde comer un helado hasta poder subir una escalera. Y si podés hacer ambas cosas, celebrá el doble. Viví cada momento como único, porque realmente lo es.

Gracias por leer.

César G. Monteghirfo

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Trascendencia

¿Vejez digna?

¿Quién te apresa?