No lloramos
Hoy, un hombre apenas vestido, casi sin dientes, sentado en la calle, me dice unas palabras al pasar.
Yo no entiendo lo que dice. Me acerco y le digo que me vuelva a decir, porque no lo había escuchado.
Me mira y me pregunta:
—¿Por qué nadie llora cuando se entera que se puede morir en cualquier momento, pero sí lloramos cuando alguien nos engaña? ¿O no podemos dormir porque tenemos alguna deuda?
—¿No es raro eso?
—No sé —le dije, y seguí caminando... y pensando.
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César G. Monteghirfo
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