Remar contra la corriente


Hoy vivimos en un psiquiátrico al aire libre.

Está muy bien que nuevas generaciones cuestionen e intenten cambiar lo establecido. El problema es cuando se intenta esa "nueva forma" y nada bueno sale, y esa "nueva manera" va más allá del cambio generacional y se convierte en políticas de Estado difundidas de mil maneras... y los resultados siguen siendo tristes.

Creo que hoy, más que nunca, hay que nadar contracorriente. Ya hay demasiados pelos pintados, pantalones rotos y usuarios de drogas "recreativas". Demasiadas personas que no leen, no se cuidan, no piensan, no avanzan. Demasiados que creen que pueden hacer lo que quieren, percibirse como quieren, y hay que respetarlos porque sí, sin ninguna otra razón.

Todos quieren ser tan distintos, y nadie se distingue.

Muchos quieren pintar un cuadro con un punto y decir que eso significa el viento. Pero pocos... muy pocos quieren pintar como Velázquez o Caravaggio.

Por lo tanto, si estás de acuerdo con esto, te sugiero que nades o remes contracorriente.

¿Querés ser distinto? ¿Querés destacar?

Estudiá, pensá, meditá, leé, aprendé, analizá.

Sé fiel a vos mismo, a tus amigos, a tu familia y a tus creencias.

Cuidá tu mente, cuerpo y espíritu. Los tres son uno.

Amá, protegé, entregate. Sé uno con el otro.

Mantené tu palabra, asumí las consecuencias.

Vestite prolijo, limpio y moralmente aceptable.

Recordá cuál es tu ética y moral.

Si tenés hijos, disponé de tiempo para ellos.
Si estás novio/a o casado/a, disponé de tiempo para el otro.
Si tenés padres, disponé de tiempo para ellos.
Si tenés amigos, disponé de tiempo para ellos.
Y no te olvides de disponer tiempo para vos.

Escuchá a quienes te haga bien escuchar.
Leé lo que te haga bien leer.
Observá lo que te haga bien observar.
Hablá con quien te haga bien hablar.

¿Y qué es lo que te hace bien?
Lo que te alimenta, lo que te ayuda a crecer, lo que te enseña, te hace pensar, reír o incluso llorar.

El problema de nadar contracorriente es que vas a ser muy criticado. Muy, muy criticado. Ya que no hacés lo que hace la mayoría y no sos funcional al sistema. Por lo tanto, no sos un consumidor más, y eso no les gusta. A nadie le gusta que tengas tus ideas propias, gustos propios, decisiones propias.

Por lo tanto, deberás ser muy fuerte en tus ideas y convicciones, porque fácil es empezar a ceder. Nos cansamos, nos sentimos solos, y nos hacen sentir raros.

Y uno se llega a preguntar: si todos van en aquella dirección, ¿por qué yo voy en contra? Sí, te va a pasar de tener dudas y está bien; vos elegís hasta cuánto soportás, pero si ya soportaste y estuviste remando contracorriente, cuando dejaste de remar retrocedés todo lo que habías avanzado.

Esa es tu elección: seguir remando y avanzar solo o seguir a la mayoría y retroceder.

............

César G. Monteghirfo

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Trascendencia

¿Vejez digna?

¿Quién te apresa?